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martes, 4 de agosto de 2009

Programación y propuestas pedagogicas con TICs (EATIC-2)

ENSEÑAR Y APRENDER CON TICs

En la fase preactiva de la tarea de enseñar las reflexiones movilizantes rondan el que para que y como enseñar a partir de lo cual definimos los recursos y materiales que servirán de apoyo a la actividad planificada.
Selección y organización de contenidos de acuerdo a la meta pretendida junto a distribución de tiempos y procedimientos con la definición de tareas y actividades contando con una exhaustiva selección de materiales y recursos son los condimentos necesarios para una planificación donde la dosificación de cada uno de los factores se traducirá en una pertinente elaboración.
El orden enunciado no es al azar en tanto la integración de los recursos digitales en las propuestas de enseñanza contribuyen a jerarquizar el como? del proceso. Lo contrario sería dejarnos seducir por un atractivo desarrollo de NTICs para ponerse a la moda sin pensar para qué y por qué su utilización aportará un valor agregado al programa diseñado, siempre teniendo en consideración lo que esperamos que los alumnos aprendan.
Esto es, después de la opción social, cultural y metodológica que significa la planificación de la enseñanza vendrá la selección de herramientas – recursos con los que se abordará la temática correspondiente, organizando así, en gran medida, la vida de estudiantes y docentes.
Desde allí definir momento y situaciones de oportunidad en la aplicaciones de las NTICs que resultan el aquí y ahora de la actualización docente, lo que requiere de su conocimiento y manipulación no solo en su aspecto técnico propio del área de la informática sino mayormente, y como aplicación en las diferentes asignaturas y espacios del currículum, de todo el bagaje que significa saber qué y donde buscar información para la construcción del conocimiento.
Luego, estos conocimientos influirán también en la próxima planificación, organización, secuenciación condimentando el debate interno sobre decisiones de extensión (cantidad) vs profundidad (calidad) desde lo cual se definen las tareas y actividades a concretar que determinan los materiales y recursos en que se debe apoyar el proceso de enseñanza
Tales parámetros a considerar van más allá del espacio físico del aula (donde también se convive con las TIC) porque alcanza la vida misma de los actores que llevan sus aprendizajes hacia sus experiencias públicas y traen de ese entorno contribuciones buenas y malas a los desarrollos áulicos, por ello las decisiones no son solo para cumplir una mera formalidad administrativa sino emergentes y fundamentadas a partir de profundas reflexiones y amplios debates.
Estos pocos renglones implican horas y horas de reflexión para seleccionar la mejor planificación, ya que “planificar la enseñanza, es algo más que establecer objetivos, métodos y criterios de evaluación: significa pensar, valorar y tomar decisiones que valgan la pena, entre otras cosas, sobre situaciones cotidianas, sobre posibles acontecimientos imprevisibles” (¹)
Tan es así, que en esta elaboración de la guía para la acción del propio docente intervienen factores condicionantes que demuestran que el profesional “no es completamente autónomo o libre en las decisiones que puede tomar”(²). Tomando los tres factores fundamentales enunciados por los mismos autores (Gvirtz, S. y Palamidessi, M.) podemos sintetizar:
- Carácter social e histórico de la situación de enseñanza.
La formación profesional asigna un rol signado por el contexto histórico donde interviene el entorno social y las pautas culturales que rigen el momento que le toca vivir como estudiante.
- Complejidad de la situación de enseñanza.
Aquellas pautas generales regulan la autonomía docente quien con intuición fundada en criterios personales las debe adecuar a situaciones particulares que no siempre son las mismas ante lo cual las decisiones que deben tomar son simultáneas e inmediatas con lo que la actividad se torna impredecible complejizando aún más la tarea.
- Distintos niveles de decisión y diseño que funcionan en el sistema educativo
Desde lo macro que enmarca el perfil del sistema educativo hasta los desarrollos áulicos, pasando por las definiciones de la institución el camino se circunscribe según decisiones educativo del poder político de turno.
Desde estos factores reguladores la actividad de planificación es una tarea de reflexión y análisis en el marco de criterios metodológicos científicos con características de aplicabilidad centrada en el que, como, cuando y con que propender al aprendizaje de los alumnos. Además al ser, la planificación, “un proceso de toma de decisiones que involucra la vida de los demás” debería realizarse “con otros docentes del mismo año, con otros docentes de la misma área, con otros docentes del mismo ciclo, con los docentes de materias especiales, con otros docentes en función de un proyecto especial que abarque distintos años, con todos los docentes de la institución, con los padres y, ¿por qué no?, con los alumnos.” (³) es decir, con la participación de todos los integrantes de la comunidad educativa.
En esta dirección en la que se puede intentar responder a los interrogantes que hoy debe afrontar la institución escolar como ¿Qué nuevos ciudadanos necesita la sociedad del siglo XXI? ¿Qué demanda debe satisfacer la institución en términos de contribución al circuito económico productivo? Aspectos que tienen su eje en las adecuaciones institucionales al contexto comunitario enlazadas con las necesidades regionales que incluyan atención efectiva a la cuestión social.
Las respuestas a estas macro consignas no son únicas ni separadas unas de otras como tampoco lo son las incógnitas a resolver (o intentarlo) a través de la planificación ya que de allí al aula podemos agregar ¿Cómo se articulan? las relaciones entre las distintas áreas de estudio en un determinado nivel, la conectividad entre los distintos niveles de enseñanza de todas las áreas de estudio.
Finalmente con cierto temor a haber omitido factores relevantes que se integran en las reflexiones implicadas en la elaboración de un programa de enseñanza debemos decir que no existe una receta de planificación que asegure la cualificación de buena enseñanza, pero un buen móvil hacia ella es la reflexión autocrítica de cómo se va desarrollando el proceso, centrado en las aspiraciones que se proponen en la programación apoyado en pequeñas escalas (metas), esto es la permanente investigación de la propia práctica, para poder renovar – reformular las distintas experiencias de aprendizaje. Esta auto evaluación del propio desempeño, ratificando y rectificando los recorridos, permitirá afrontar con cierto equilibrio de objetividad el proceso de evaluación ya que:
“La finalidad de la evaluación es, principalmente, orientar al alumno y profesor sobre determinados aspectos del proceso educativo como: metodología, recursos, adaptaciones curriculares, optatividad, diversificación, detección de necesidades educativas especiales. Todo lo cual es muy distinto de la finalidad tradicional de la evaluación encaminada, casi exclusivamente, a fines de promoción académica y calificación” (4)


Notas:
(¹)Salinas, D. (1994), “La planificación de la enseñanza: ¿técnica, sentido común o saber profesional?”, en: Angulo, J.F. y Blanco, N. (comps), Teoría y desarrollo del currículo. Málaga: Aljibe.
(²)Gvirtz, S. y Palamidessi, M. (1998). El ABC de la tarea docente: currículo y enseñanza. Buenos Aires: Aique Grupo Editor. Cap. 6.
(³)Angulo, J.F. y Blanco, N. (comps), en Teoría y desarrollo del currículo. Málaga: Aljibe.
(4) (MEC; 1989, 37) citado por J. Felix Angulo y Nieves Blanco (Coord.) en “Teoría y desarrollo del Currículum” Ediciones Aljibe – Málaga 1994.

Bibliografía
Gvirtz, S. y Palamidessi, M. (1998). El ABC de la tarea docente: currículo y enseñanza. Buenos Aires: Aique Grupo Editor. Cap. 6.
Salinas, D. (1994), “La planificación de la enseñanza: ¿técnica, sentido común o saber profesional?”, en: Angulo, J.F. y Blanco, N. (comps), Teoría y desarrollo del currículo. Málaga: Aljibe.

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